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El aceite de MCT, que significa triglicéridos de cadena media, es un tipo de grasa que se encuentra en algunos alimentos como el aceite de coco. Este producto se absorbe muy rápido en el cuerpo y lo transforma en cetonas.


Asimismo, puede ayudar a:

  • Quema de grasa.

  • Efecto saciante.

  • Mejora la claridad mental.

  • Es antiinflamatorio.

  • Proporciona más energía.

  • Activa el metabolismo.

  • Genera mayor concentración.

Normalmente, cuando se introduce el aceite MCT en la dieta, es aconsejable tomar una cucharadita y avanzar moderadamente. Como máximo, se recomienda ingerir 4 cucharadas por día, ya sea en forma de cápsula o polvo, dependiendo de las pautas del producto.


De esta forma, es mejor tomar el aceite MCT en ayunas, y en el caso de tomar más de una cucharada, se debe separar en 4 o 5 horas y con el método que más te guste: a cucharadas, en agua, batidos, aliños de ensaladas, etc., pero sin calentarlo a más de 100 grados.


Existen tres formatos para tomar este producto: en aceite (más barato), suplemento o polvo.

Antes de tomar los triglicéridos de cadena media, hay que tener en cuenta:

  • Que sea del tipo C8, ya que se convierte de forma más efectiva y rápida en cetonas para el cuerpo.

  • 100% aceite de coco.

  • Que no esté mezclado con saborizantes como el maltitol, xylitol, etc., que pueden subir los niveles de glucosa en sangre.

Por otro lado, hay que considerar que ingerir demasiado aceite puede tener efectos secundarios, tales como indigestión, diarrea, vómitos, irritabilidad, náuseas, malestar estomacal o gases intestinales. Por esta razón, hay que tratar de tomar MCT con alimentos para reducir esos efectos, además de comenzar por dosis bajas y aumentar progresivamente.


La dieta paleo, o también llamada dieta de la edad de piedra o del hombre de las cavernas, es un plan de alimentación que se basa en el consumo de alimentos de nuestros antepasados.

Suele contener carnes magras, verduras, pescados, frutas, frutos secos y semillas, es decir, alimentos que se podían obtener a través de la caza y la recolección. La paleodieta considera que dichos alimentos son los más adecuados, puesto que tienen un alto contenido en proteínas, vitaminas, antioxidantes y minerales que necesitan nuestro cuerpo. De esta forma, propone evitar los azúcares y los alimentos procesados en general, además de otros productos que se consideran saludables y que surgieron posteriormente como las legumbres, los cereales, los lácteos, etc.

El propósito de esta dieta es mejorar la salud, perder peso y controlar las enfermedades degenerativas como autoinmunidades, cardiovasculares, diabéticas o la obesidad.


¿Cuándo se habló de la dieta Paleo?


La dieta paleo no surge en el siglo XX, sino hace millones de años. Sin embargo, en los años 20 se empezó a hablar sobre esta alimentación. El dentista Weston Price investigó la salud bucal de las tribus de la actualidad, que era mejor, y el efecto negativo de la alimentación moderna en la salud.

En los años 70, el médico gastroenterólogo Walter L. Voegtlin ayudó a difundir la dieta paleolítica y sus beneficios a través de su libro The Stone Age Diet (La dieta de la Edad de Piedra).

Posteriormente, en 1985, los antropólogos Boyd Eaton y Melvin Konner de la Universidad de Emory publicaron un artículo titulado Nutrición paleolítica: una consideración de su naturaleza e implicaciones en la actualidad, que trataba sobre la alimentación de nuestros antepasados en el Paleolítico. En ese momento, la dieta Paleo tenía cierto reconocimiento en el mundo científico.

A finales de los años 80, el doctor Staffan Lindeberg hizo el estudio Kitava (una isla localizada en Papúa Nueva Guinea). En aquel lugar, aparentemente encontraron las últimas poblaciones del planeta que seguían la misma alimentación que nuestros antepasados en sus orígenes. En este estudio, explicó que la sociedad no estaba adaptada a nuestro entorno actual. Algo que defiende con el desarrollo de muchas enfermedades que han surgido a lo largo de los años como la obesidad, la diabetes, las enfermedades cardiovasculares, etc.


¿Para qué se utiliza?

La dieta paleo sirve para mejorar los hábitos de salud, aunque también se utiliza para el control de ciertas enfermedades como la celiaquía. Esta clase de personas no pueden comer alimentos que contengan gluten: trigo, cebada, centeno y otros cereales, pan, pasta, productos horneados, y algunas salsas y adobos. Por esta razón, esta dieta puede ser una alternativa para optimizar el estado de salud.





Actualizado: 20 abr 2021

Alimento que puedes consumir:

La dieta paleo es un plan nutricional que elimina los productos ultraprocesados y defiende una alimentación basada en verduras, carnes magras, frutas, etc.

Por ello, si queremos seguir este tipo de alimentación debemos ingerir estos productos:

  • Carnes de calidad alimentadas con pasto, criadas en pastos…

  • Carnes de órganos, despojos y caldo de huesos

  • Pescado y marisco, especialmente aquellos con alto contenido de ácidos grasos omega-3, como el salmón, la caballa o el atún albacora

  • Huevos

  • Bebidas, como zumo de frutas (puro y orgánico, sin azúcar añadido), agua…

  • Verduras de todo tipo y hongos

  • Fruta como manzana, plátanos...

  • Hierbas y especias

  • Frutos secos y semillas

  • Grasas saludables como aceite de oliva, aceite de aguacate, aceite de coco…

  • Alimentos probióticos/fermentados: verduras o frutas fermentadas, kombucha, kéfir de agua, kéfir de leche de coco, suplementos...


La variedad es muy importante para esta dieta, ya que consumir una gran variedad de alimentos nos proporcionará muchos nutrientes. La idea es “comer en arcoiris”, es decir, comer frutas, verduras, etc., de diferentes colores para obtener una gran variedad de nutrientes.


Productos que debes comer con menos frecuencia:

Dentro de la dieta paleo hay un grupo de alimentos que están excluidos debido a su bajo contenido nutritivo y la dificultad que tienen para digerirse, tales como:

  • Granos: cereales, que incluyen trigo, cebada, centeno y maíz

  • Pseugranos como la quinoa y trigo sarraceno

  • Legumbres como guisantes, alubias, garbanzos, lentejas…

  • Lácteos (queso, leche, helado, yogur)

  • Alimentos refinados y procesados como aceites vegetales (aceite de canola o aceite de cártamo), azúcar refinados, edulcorantes artificiales, aditivos químicos, conservantes…

  • Vegetales con almidón como las patatas, la manioca...

  • Comida rápida y ultraprocesada

Muchos de estos productos pueden perjudicar la salud, sobre todo en personas que padecen enfermedades crónicas. Por esta razón, priman los alimentos frescos y naturales.






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